Lo raro es que en estas semanas de Invierno hay indicios que nos extrapolan a otro lugar y otros tiempos. Para poder verlos tenemos que usar nuestros sentidos de una forma diferente. Esta mañana me levanté sobre las 05.45 para hacer una hora de footing en el parque al lado de casa. A esta hora el pueblo todavía estaba durmiendo y había un silencio que cubría todo. En ese momento mis cinco sentidos cobraron otra vida: olía las plantas y la hierba con más intensidad como si alguien hubiera espolvoreado un perfume especial. Escuché los silbidos de los pájaros y tengo que confesar que durante el día no escucho normalmente ninguno. Ví algunos mirlos que normalmente se esconden durante el resto del día. Y de repente me vino la sensación de que vivía unos minutos en mundo nuevo. Realmente el mundo que estaba viendo y sintiendo era exactamente igual al mundo en donde vivo desde hace 12 años pero yo percibía las cosas de una manera diferente.
Reflexiones, el mirlo
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